Dicen que hay fotos buscadas y fotos encontradas. Hacía tiempo que buscaba como hacer una foto como la de hoy, y cuando menos me lo esperaba, me la encontré sin querer.
Esta foto pertenece al álbum Naturaleza
Dicen que hay fotos buscadas y fotos encontradas. Hacía tiempo que buscaba como hacer una foto como la de hoy, y cuando menos me lo esperaba, me la encontré sin querer.
Esta foto pertenece al álbum Naturaleza
Esta foto pertenece al álbum Presente Imperfecto
He escogido un conocido poema de Vicent Andrés Estellés para acompañar la fotografía. Lo podéis encontrar en el «Llibre de meravelles» (en catalán):
PROPIETATS DE LA PENA (Assumiràs la veu d’un poble)
ASSUMIRÀS la veu d’un poble,
i serà la veu del teu poble,
i seràs, per a sempre, poble,
i patiràs, i esperaràs,
i aniràs sempre entre la pols,
et seguirà una polseguera.
I tindràs fam i tindràs set,
no podràs escriure els poemes
i callaràs tota la nit
mentre dormen les teues gents,
i tu sols estaràs despert,
i tu estaràs despert per tots.
No t’han parit per a dormir:
et pariren per a vetlar
en la llarga nit del teu poble.
Tu seràs la paraula viva,
la paraula viva i amarga.
Ja no existiran les paraules,
sinó l’home assumint la pena
del seu poble, i és un silenci.
Deixaràs de comptar les síl·labes,
de fer-te el nus de la corbata:
seràs un poble, caminant
entre una amarga polseguera,
vida amunt i nacions amunt,
una enaltida condició.
No tot serà, però, silenci.
Car diràs la paraula justa,
la diràs en el moment just.
No diràs la teua paraula
amb voluntat d’antologia,
car la diràs honestament,
iradament, sense pensar
en ninguna posteritat,
com no siga la del teu poble.
Potser et maten o potser
se’n riguen, potser et delaten;
tot això són banalitats.
Allò que val és la consciència
de no ser res si no s’és poble.
I tu, greument, has escollit.
Després del teu silenci estricte,
camines decididament.
Una de les características de la comarca del Maresme son sus rials. Breves cuencas fluviales estacionarias, generalmente secas, pero capaces de transportar cantidades enormes de agua cuando hay tormenta intensa. Especialmente en primavera o otoño.
Precisamente su carácter estacionario ha propiciado des de tiempos remotos su uso como vía de comunicación. Esto, junto al auge de la construcción durante el último tercio del siglo XX, ha supuesto la degradación de la mayoría de ellos, hasta el extremo que actualmente es imposible encontrar ninguno sin urbanizar, aunque sólo sea parcialmente.
En Arenys de Mar encontramos el rial Llarg. No es un rial agradable para pasear o relajarse, ya que está completamente asfaltado y la vegetación brilla por su ausencia. Aún así es un paraje que personalmente me despierta todo tipo de sensaciones: nunca me deja indiferente.
El rial Llarg fue transformado por el hombre, destruido podríamos decir. Por los restos que quedan de muros y portales, como el que aparece en la fotografía que perteneció a una finca dedicada al cultivo del naranjo, debió tener su momento de esplendor. Esplendor que como todo lo que es humano, fue efímero, pasajero.
Hoy nos encontramos un paraje desolado, ruinoso y para a mi, símbolo del nuestro comportamiento como especie.
Esta foto pertenece al álbum Presente Imperfecto
La última vez que utilicé una cámara de carrete fue alrededor del año 2006. Para mi, y para muchos otros fotógrafos, la fotografía digital había borrado por completo muchos años de química.
Hace unos meses, la Agrupació fotogràfica d’Arenys de Mar nos propuso a los socios un proyecto que requería obtener copias en gran formato. Dos metros y medio de fotografía iba mucho más allá de lo que me podía ofrecer el ya veterano sensor de 10 megapíxeles de mi cámara, así que me fue necesario buscar alternativas.
La primera opción, y seguramente la más fácil, era hacer un mosaico de varias fotos. Fácil, pero si se quiere hacer bien, requiere de una serie de técnicas y material para corregir el paralaje y mucho de laboratorio digital. He de reconocer que me daba un poco de pereza.
La otra opción era la fotografía de medio formato. Uno de los modernos equipos de Phase One o Hasseblad hubiese ido como anillo al dedo, pero estaban fuera del alcance de un aficionado como yo, que no obtiene ningún ingreso de sus fotos.
La solución la tenia en la familia. Mi tío, fotógrafo retirado, conservaba su cámara lista para la acción, como el primer día.
Y así es como empecé a hacer fotos con una Rolleiflex K7F del año 1961.
La K7F es una cámara TLR equipada con un objetivo Carl Zeiss Planar f2.8 y un fotómetro integrado de selenio. Una pequeña maravilla para su tiempo y todo un objeto de colección hoy en día.
La sensación de retornar al carrete fotográfico ha estado magnífica. Parece mentira la rapidez con la que nos habituamos a las novedades y como olvidamos el pasado reciente. Con la Rollei pierdes la inmediatez y la velocidad de las cámaras digitales, pero recuperas construir una fotografía a fuego lento, sabiendo que sólo hay doce oportunidades en el carrete y que fallar una significa tiempo y dinero.
Ha estado una experiencia magnífica que intentaré repetir a menudo. Tanto por el puro placer que me proporciona ver el mundo a través del inmenso visor de la Rollei, como por las horas que he disfrutado hablando con la gente que me veía haciendo fotos y se detenía a preguntar por la cámara o a contarme sus recuerdos fotográficos, como por la calma que me transmite el casi imperceptible ruido de su obturador, viejo pero en plena forma.
Mi primera foto con la Rollei:
Esta foto pertenece al álbum Formato medio
Esta foto pertenece al álbum Otros
Esta foto pertenece al álbum Social